Suena un silbato, la música se escucha de fondo, todo un estadio te observa, siete jueces te evalúan, y tus técnicos que están afuera igual de nerviosos que tú, 1,2,3… comienza el show.
Eso es el patinaje artístico, son horas de entrenamientos, días, semanas, meses o años sacrificados, para poder demostrar todo tu esfuerzo en tan solo tres minutos en pista, ya sea ejecutando saltos, trompos, habilidades artísticas, dificultades con los pies o presión sobre un círculo.
Es un deporte donde el corazón y el alma son los que te van a ayudar a siempre levantarte de cada caída, de cada torneo perdido o de cada error cometido. Todo deportista sabe que el éxito no se gana, el éxito se construye, a pesar de las adversidades de una competencia donde no siempre el mejor es el ganador, pero tarde o temprano llegará el campeón que siempre persevera y hace todo lo posible para que cada entrenamiento crea una mejor versión de sí mismo.
En Misiones, el talento en el patín artístico no es mucho, pero la constancia y las ganas de mejorar abundan, donde es ahí la clave de porque tenemos deportistas que llegan a nivel nacional e internacional, no contamos con pistas con medidas oficiales, o con los mejores pisos, cada patinador tiene obstáculos en su entrenamiento, una pista compartida, pequeña, resbalosa, o rota, o inclusive con pocos horarios de accesibilidad para los entrenamientos.
Así y todo, tenemos innumerables campeonas nacionales, desde la categoría más baja hasta la más alta, en cualquiera de las modalidades, hay patinadores que llegaron a lo más alto en los podios internacionales, y todo fue gracias a que esos obstáculos se convirtieron en fortalezas.
Misiones es una provincia que, a pesar de sus diferencias, los técnicos y los jueces trabajan en conjunto para poder mejorar la calidad del patín artístico a nivel provincial, contamos con una Federación que no es perfecta, pero está conformada por personas admirables que dejan de lado sus intereses y problemas personales para que cada patinador de cada categoría, de todas las modalidades sea respetado y valorado tanto a nivel local, provincial, nacional e internacional.
No es fácil, es un deporte hermoso donde la gente que no es parte de este mundo nos llaman obsesionados y nosotros que cada día nos levantamos de la cama y elegimos ir a la pista a entrenar nos consideramos apasionados, todas las caída son nuevos aprendizajes, cada torneo es un nuevo desafío y cada logro es una recompensa a un equipo gigante que trabaja atrás de un solo patinador, porque a la pista entra el deportista, pero afuera están, los técnicos, los psicólogos, los nutricionistas, los preparadores físicos, y sobre todo una familia que confió y aposto por la felicidad de ese patinador.
Hoy yo Milagros Nimeth como patinadora de hace más de 14 años, sé que Misiones es especial y tiene algo que te hace sentir orgulloso, donde salís de la provincia y con la frente en alto decís soy misionero, recorrí toda Argentina y gran parte de América, donde conocí y aprendí de grandes patinadores y técnicos del mundo, pero aun así con errores y todo, si me dan a elegir, siempre elegiré llevar los colores rojo, azul y blanco, porque hablo por todos los patinadores, que no existe sensación más linda que ponerte el traje de la Federación y subir al podio a recibir la tan esperada medalla, que sin importar su color, significa que la tierra colorada trae a casa un nuevo campeón.
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