La propuesta fue que escribiera sobre mi participación en los Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003, la cual fue una experiencia única para mí. Tener la posibilidad de representar al país y conseguir una medalla fue muy emocionante por todo el esfuerzo hecho junto a las chicas del equipo.
Pero a mí me motivó más aún contar sobre las cosas más importantes que me enseñó y me dio el deporte.
Los más lindos recuerdos de mi adolescencia los tengo en el club, en el Pirá Pyta. Pasaba todas las tardes ahí, éramos un montón de chicas y chicos, algunos hacían natación, otros canotaje, también jugábamos al metegol o cualquier cosa que se nos ocurriera en el momento.
Así nos fuimos enganchando con este hermoso deporte, primero en la escuelita y después entramos al equipo de competición. Hablo en plural porque todo fue junto a mi amiga y luego compañera de K2 Toty.
En el equipo se puso más serio, había que cumplir a rajatabla con el entrenamiento. Íbamos todos los días, salíamos a remar, hacíamos gimnasio y después a correr, aunque también había tiempo para unos mates y conversar un rato. Terminábamos súper cansados, pero era lindo, nos divertíamos mucho.
En plena secundaría teníamos que resignar salidas, estudiantinas, fiestas. No podíamos faltar al entrenamiento porque queríamos ganar en la próxima regata, y además, si no íbamos nos teníamos que bancar el reto de Claudio, el entrenador.
Nos llenaba de entusiasmo prepararnos para las competencias. Cuando viajábamos nos encontrábamos con chicas y chicos de otras provincias, que al momento de competir nos moríamos por ganarles, pero fuera del agua éramos amigos, muchos que todavía conservo.
A mí el deporte me dio mucho más que la posibilidad de participar de competencias importantes, pasar las tardes en el club, con mis amigos, sentirme parte de un grupo, aprender a trabajar en equipo, a compartir, a ser solidario y responsable. Conocer otros lugares, otras personas. Todos valores que voy a conservar para siempre.
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